viernes, 30 de octubre de 2009

De ilusiones y realidades


Este Colón de Antonio Mohamed viajó desde Santa Fe para descubrir el Libertadores de América pero, a diferencia de su homónimo Cristóbal, chocó ante un grupo de batalladores que le extirparon el liderazgo del torneo. Sí, porque Independiente otra vez fue un equipo solidario, aunque no deja de ser un conjunto raro, que por momentos muestra un fútbol bien jugado y por otros lagunea en demasía.

El equipo de Américo Gallego no defrauda en cuanto a sacrificio, sudor y batalla, pero quedan materias que aún deben refrescarse para que no queden previas. El caso de cerrar los partidos es una, porque es inentendible que un Colón con un jugador menos y pocas ideas futbolísticas haya estado al borde de sacar un glorioso empate en la inauguración del nuevo estadio.

El ocupar los espacios también debe ser un tema a corregir: las espaldas de Luciano Vella y, a veces, de los carrileros son una invitación al ataque. Lo que antes le pasaba a Lucas Mareque hoy le toca al Tano, aunque a su favor tiene que es un jugador que no da una pelota por perdida y juega con el corazón en la mano.

La falta de Walter Acevedo, una pieza más que fundamental en este equipo, sigue siendo determinante. Si bien Sergio Vittor no hizo un mal partido, en el medio faltó distribución, orden y verticalización, algo que el Negro hacía a la perfección en los últimos partidos disputados. La gran noticia fue la tarea de Ignacio Piatti, un jugador fetiche, que sigue demostrando que al mejorar físicamente es exquisito: pide la pelota, genera fútbol y va siempre para adelante. Nacho tuvo una gran noche, con dos goles en su haber y una asistencia elegante para el gol de Andrés Silvera. Líneas aparte para el Cuqui, que aún moviéndose con lentitud no deja de deslumbrar con su sabiduría de ataque.

De todas formas vale recalcar que éste era un partido que había que ganar, sí o sí. Si bien el sentimiento del hincha de Independiente es jugar siempre bien, el marco, el partido, el protagonismo y el clima, ameritaban que el Rojo saque los tres puntos casi a la fuerza. Los jugadores respondieron y las ilusiones de aspirar a algo más que pelear arriba no dejan de crecer. Vale decir que habrá que seguir corrigiendo errores groseros para que la solidificación de ser un candidato al título se haga realidad, aunque es difícil no seducirse con este equipo, con los once guerreros del Tolo.

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