¡Gritalo!

Independiente no pudo este viernes repetir el buen juego de los últimos partidos y sufrió con el Tigre de Diego Cagna, pero a diferencia de tiempos pasados, el triunfo quedó para un Rojo que lo celebró con todo y ahora mira la cima del Torneo Apertura muy de cerca…

Sin juego, perdiendo de arranque, terminando con uno menos, igualmente Independiente se quedó con tres importantes puntos que desataron aún más la ilusión en el pueblo rojo. ¿Da para ilusionarse? La respuesta la darán los propios jugadores en los partidos que se vienen.

El viernes, el juego del equipo no apareció y las individualidades no estuvieron del todo encendidas, pero los jugadores suplieron con entrega y actitud la falta de fútbol, algo que no venía sucediendo en Independiente en torneos anteriores.

Adrián Gabbarinni tapó un par de pelotas importantes pero se lo notó inseguro en los centros. La defensa, en conjunto, jugó uno de sus peores partidos, perdiendo casi toda la noche en los pelotazos frontales con Carlos Luna y Leandro Lazzaro, aunque, por momentos, Lucas Mareque y Carlos Matheu fueron de los más parejos.

En el medio, Walter Acevedo (gran remate en el gol) volvió a hacerse patrón y estuvo bien acompañado por Federico Mancuello y Walter Busse en las bandas, quienes, sin embargo erraron bastante, sobre todo en la desdibujada primera etapa.

Darío Gandín no pudo repetir lo que venía mostrando e Ignacio Piatti, intermitente, demostró una vez más su calidad y su entrega (recuperó varias pelotas), pero no llegó a ser totalmente determinante. Y Andrés Silvera, aunque no haga goles, es importantísimo con sus movimientos y sus cabezazos.

Así y todo, el triunfo, aunque inmerecido, fue de Independiente, y no es poco decir. Como manifestó el Tolo tras el encuentro, este era uno de esos partidos que hay que ganar para ser campeón, y el Rojo lo hizo. Ahora, a pensar en el enfrentamiento ante River, el karma de siempre, soñando con otra victoria que posicione a Independiente como serio candidato.